El vacío espiritual que sufren muchas personas en nuestra sociedad, ha invadido desafortunadamente el mundo de la astrología. Nuestra cultura está invadida por la velocidad, y ello se traslada a una búsqueda de arreglos rápidos, y de respuestas fáciles. ¿Para qué hacer un trabajo emocional profundo cuando disponemos de los antidepresivos? Mucha gente mide su éxito por los valores materiales o la comodidad, no por la armonía en su corazón y alma.
Cualquier astrología que provea un atajo sobre los proceso de crecimiento e integridad individual y/o espiritual, es potencialmente tóxica. La astrología que predice la fortuna es peligrosa. Muy posiblemente, se traten de promesas vacías, o calamitosas predicciones que pueden derivar en que un paciente permanezca como cliente del astrólogo inducido por su propio miedo.
En cambio, un acercamiento correcto a esta ciencia da la posibilidad a las personas de utilizar las energías del sistema astrológico para lograr ver las potencialidades de reflexión y crecimiento personal. En vez de decir, "usted encontrará al amor de su vida este verano", un astrólogo responsable podrá afirmar "este es un momento propicio para estar abierto a la posibilidad de aprender más sobre el arte del afecto.
La astrología es una disciplina espiritual. Lo invita a que viva de acuerdo con su crecimiento y con su misión durante un determinado curso de su vida. Le autoriza a tomar cierta iniciativa y responsabilidad para moverse frente a las circunstancias y los desafíos que se le presentan en la vida. En el mejor de los casos, puede dar un vistazo "detrás de escena" para entender que cosas importantes están llegando a su vida. En el peor, la astrología "a la ligera" puede venderle la idea de que usted no posee una voluntad libre, e intentar reducirlo a una marioneta que baila su canción, algo que usted bien sabe, desde lo más profundo de su corazón, que no se puede aplicar a su persona.
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