La tierra es la más densa de las formas de energía de los elementos, la más tangible y medible; asimismo es el más lento de ellos, lentitud que compensa con perseverancia y tesón. La tierra es un elemento de percepción; su aproximación al mundo se realiza mediante los sentidos: palpando, oliendo, pesando, mirando, midiendo, escuchando, de ahí su escasa velocidad. En los elementos terrestres, representa lo mineral; en la conciencia del hombre, lo corporal. Su color es el verde y su temperamento asociado es el melancólico. la tierra en yin, pasiva, fría y seca. Representa a los trabajadores, a los que ejecutan las cosas, a los realistas, los concretos, clásicos y prácticos.
El mundo del hombre de tierra está aquí y ahora, en la realidad palpable, a la que accede mediante el intelecto práctico, el "hacer" a través de la materia y la forma. Su especialidad es dejar rastros en los objetos. Su principal órgano de acción es la mano, con la que realiza sus objetivos en este mundo; porque su mundo es físico e inmediato.
Es el elemento constructor, como así también el preservador de lo construido. la tradición y la norma guían su conducta mientras ahonda progresivamente en el mundo terrestre y vence en forma persistente las resistencias que le opone la materia, lo que hace con toda su energía y voluntad. Encuentra su complacencia en la tarea terminada y en el goce de la labor cumplida. Su vida está conducida en un ritmo prefijado, con un asidero estable en algo ya recorrido y conocido: el pasado, la familia, la patria, la costumbre, la historia. No se dejará encandilar fácilmente por ilusiones, expectativas o sueños irrealizables. necesita tocar para creer.
Mientras el hombre de fuego siembra por el placer de hacerlo y se marcha apresurado sin darse tiempo para esperar la cosecha, el hombre de tierra lo hace por la sola finalidad de cosechar. No se dispersa en nada que no vaya a producir un fruto. Si esto se vislumbra en el horizonte, es capaz de una cantidad de trabajo, esfuerzo y perseverancia inigualables y nada logrará distraerlo de su tarea. El hombre de tierra es también, por definición, el preservador de la especie. Su máxima aspiración es el rendimiento, ya sea en el plano de las posesiones materiales, de su posición en la sociedad en que vive o en la acumulación de conocimiento que puedan ser aplicables a la productividad.
Entre las virtudes asociadas a este elemento encontramos la laboriosidad, la perseverancia, al tenacidad, la consideración, la tolerancia, la objetividad, la confiabilidad, la paciencia, la cautela, la sobriedad, la conciliación.
Lo que podríamos llamar sus defectos son el exceso de sus virtudes: la obstinación, la falta de imaginación o de automotivación, la escasa capacidad de abstracción, el exceso de convencionalismo o formalidad, la rigidez, la restricción en el razonamiento y la actuación, la excesiva preocupación por las apariencias, la pasividad. En general, los signos de tierra son muy dependientes de su cuerpo, tanto en cuanto a su salud como a su placer. Son los más sensoriales del zodiaco y por lo tanto, los más apegados a la percepción directa de su bienestar corporal, lo que puede redundar en un fuerte apego a la gastronomía, el sexo, la vestimenta y los perfumes.
El primer signo de tierra, Tauro, es que se permite más la sensualidad, en orden decreciente hasta llegar a Capricornio, el ocupado con la cosecha y su uso. El primero, Tauro, el niño, quiere sentir que posee y su lema es "Yo tengo". El segundo, Virgo,el adolescente, va un poco más allá en su posesión y su lema es "Yo analizo". El tercero, Capricornio, el adulto necesita saber que puede y su lema es:" Yo logro".
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