El signo es representado por dos Peces que se mueven en distintas direcciones y están unidos por un cordel, lo que da la idea de la naturaleza dual y contradictoria del signo: lo consciente y lo inconsciente. El cuerpo físico y la mente. Lo físico y lo metafísico.
El signo simboliza la reanudación de los trabajos agrícolas después del diluvio universal. En el mito griego, Afrodita y Eros, al verse perseguidos por el gigante Tifón, se arrojaron al Eúfrates y se convirtieron en peces. Palas Atenea los trasladó a las estrellas. Los babilónicos conocían esta constelación como Kun, o las Colas, debido a que veían en esa constelación la cola de la fascinante Nima, mezcla de una golondrina y pez que volaba sobre las aguas. También conocidas como la Traílla a la que fueron atadas las dos diosas peces Anunitum y Simmah.
Para los hebreos era Zabulón habitante del mar y sus costas. Los primitivos cristianos adoptaron el pez como signo del Redentor, considerándose a sí mismos los pececillos que habían encontrado la salud en las aguas bautismales. Personifica la vida de las profundidades marinas además de a los mitológicos tritones y sirenas. El mito pisciano está representado por el duodécimo trabajo de Hércules que consistía en llevar una manada de bueyes rojizos que se encontraban en los campos de Eritia, hasta la Ciudad Sagrada.
El signo de Piscis (elemento agua) corresponde a la duodécima casa del zodiaco, es decir, simboliza la última puerta, la que conduce a un plano superior y místico. Su característica simbología -dos peces nadando en sentido contrario- lo ha dotado de un halo de espiritualidad que no es tan patente en el resto de signos. Son múltiples las historias mitológicas que hacen referente a éste, valorado en la antigüedad por su figuración: el mar, la “Gran Protectora y Madre Sagrada“. Incluso las civilizaciones caldeas y asirias no consumían pescado ya que los sacerdotes adoraban vehementemente a la fauna marina.
El signo de Piscis (elemento agua) corresponde a la duodécima casa del zodiaco, es decir, simboliza la última puerta, la que conduce a un plano superior y místico. Su característica simbología -dos peces nadando en sentido contrario- lo ha dotado de un halo de espiritualidad que no es tan patente en el resto de signos. Son múltiples las historias mitológicas que hacen referente a éste, valorado en la antigüedad por su figuración: el mar, la “Gran Protectora y Madre Sagrada“. Incluso las civilizaciones caldeas y asirias no consumían pescado ya que los sacerdotes adoraban vehementemente a la fauna marina.
Como decíamos, Piscis está representado por dos peces que nadan en sentido opuesto pero que están unidos por un cordón, interpretándose como la dualidad entre el plano físico y espiritual, el trabajo agrícola y el diluvio universal. Algunas creencias paganas expresaban sus sentimientos personales identificándose con peces del mar, de ahí que muchos dioses adoptaran ante su fervor esta forma.
La leyenda de Afrodita y Eros.
Entre las diversas leyendas mitológicas que existen en torno a piscis, la de Afrodita (Diosa del amor) y Eros (Dios del deseo e hijo de Afrodita y Ares, el Dios de la Guerra) es la más popular. Por ello, durante la cruenta batalla contra los titanes, Afrodita y su hijo fueron sorprendidos por uno de ellos, Tifón, y la diosa asustada intentó esconderse entre los cañaverales del río Eúfrates.
Aquí desembocan dos versiones: una, que dos peces guiaron a los dioses para salvarlos, y otra que se convirtieron en dos peces, de ahí que estén unidos por un cordón -ella ataría a su hijo al cuerpo para nadar de forma más rápida y segura.
Este signo de agua simboliza la reanudación de los trabajos agrícolas después del diluvio universal. La duplicidad de los peces parece evocar el primitivo calendario babilónico, que duraba trecientos setenta días, repartidos en doce meses. Una vez cada seis años, era sustituido por un año de trece meses para compensar los cinco días remanentes de cada año, es decir, que había un duodécimo mes doble, al cual se identifica con la doble figura de los "peces de Ea".
Ciertos indicios tienden a demostrar que el nombre de Piscis fue "Las Colas" debido a que en esa constelación, los caldeos veían la cola de la fascinante diosa Nima, mezcla de una golondrina y pez que volaba sobre las aguas. Para otros interpretes en cambio, ese Signo personifica la vida de las profundidades marinas en el sentido que allí también llega la influencia vivificadora del Sol. Así al menos lo creyeron los hebreos, para quienes era "Zabulón, habitante del mar y de sus costas".
Cabe recordar por otro lado, a los mitológicos tritones y sirenas, cuya relación con este Signo resulta indiscutible. Los griegos sostuvieron la creencia de que Piscis encarnaba a los delfines que llevaron a la ninfa Anfítrite a la regia morada de Neptuno. Digamos por último, que la palabra peces" es en griego, Ichthys, cuyas letras como iniciales de otros tantos vocablos significaba: Ieesus Christus Theon Yios Sooter, que en latín es Iesus Christus, Filius Dei Salvatoris (Jesucristo, Hijo de Dios Salvador). Y está demostrado, que los primitivos cristianos adoptaron el pez como signo del Redentor, consideránsose a sí mismos como pececillos que habían encontrado la salud en las aguas bautismales.
El mito pisciano está representado por el duodécimo trabajo de Hércules. El trabajo consistía en llevar una manada de bueyes rojizos que se encontraba en los campos de Eritia, hasta la Ciudad Sagrada. Dicha manada estaba custodiada por feroces monstruos, y el camino sembrado de peligros. Así Hércules luchó y venció sucesivamente a Ortro el perro de dos cabezas, a Gerión el monstruo de tres cuerpos y tres cabezas, a Erix el gran luchador, y al gigante Alcione. Cuando llegó a la Ciudad Sagrada, el maestro lo estaba esperando y le dijo:
"La joya de la inmortalidad es tuya, con estos doce trabajos has superado lo humano, y ganado lo divino..... en el firmamento estrellado será inscrito tu nombre, un símbolo para los hijos de los hombres de su destino inmortal.... ..tus trabajos humanos han terminado, tus tareas cósmicas comienzan... " La enseñanza pisciana es la de guiar al rebaño hacia el seguro camino de la trascendencia".
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