martes, 26 de marzo de 2013

Karma familiar a través de la Numerología


El karma es acción y consecuencia, se produce por la Ley de Causa y efecto. Sembramos lo que cosechamos, nuestro presente es consecuencia de nuestro pasado, y es la causa de nuestro futuro. El karma se origina cuando actuamos de manera equivocada, lastimando al prójimo. Todas nuestras acciones y pensamientos buenos o malos, vuelven a nosotros.

Mas allá de que uno crea o no en la reencarnación, lo cierto es que el karma se hace evidente, la ley de causa y efecto, de compensación, actúa siempre, tanto para el que la conoce como para el que no.

Por medio de la numerología podemos saber si tenemos un karma a trabajar que en el presente puede estar trabando algunos aspectos de nuestra vida.

Son considerados números kármicos el 13, el 14, el 16 y el 19. Estos números hacen referencia a actitudes equivocadas en vidas anteriores que tenderemos a repetir.

Estos números se tienen en cuenta cuando aparecen en el número del alma (suma de todas las vocales del nombre), cuando aparece en la suma de la fecha de nacimiento y en la misión de la persona.

Además del karma individual también hay un karma grupal, puede presentarse un vínculo kármico, un karma familiar e incluso un karma común a todo un país.

Es muy importante trascender el karma para nuestra evolución, de lo contrario estaremos sujetos a reiterados sucesos e impedimentos hasta lograrlo. Cuando uno no logra trabajar el karma esta destinado a reiteradas encarnaciones donde se le presentarán las mismas dificultades y en esta vida se repetirán constantemente los mismos problemas, situaciones o vínculos.

La numerología nos permite saber que actitudes debemos modificar para trascender el karma y avanzar así en nuestra evolución, lo cual a su vez hace que nuestro entorno mejore. Además nos permite conocer cuales son los momentos adecuados o propicios para trabajar en nuestro karma.

Es importante reconocer que nuestro entorno cercano, nuestros problemas y relaciones son producto de nuestro nivel de evolución. Esto es porque atraemos situaciones y personas acordes a nuestro nivel de evolución espiritual, por lo tanto si nosotros cambiamos y evolucionamos nuestro entorno también cambiará para mejor.

Si bien las leyes universales son inflexibles el karma se supera e incluso se puede negociar; esto está claramente representado el arcano 54 del tarot egipcio “EL EXAMEN”en la imagen vemos al dios

Thot y la balanza que pesa el corazón. El dios examina y juzga el alma de la persona. La vasija contiene el corazón, el alma y se compara con el peso de una pluma. Si la vasija pesa más es porque se inclinó hacia el mal. Para pasar el examen el alma debe ser liviana como la pluma.

En el plano inferior se ve al devorador de almas, esperando el resultado del examen o el juicio.

Esto indica que para negociar el Karma debemos hacer muchas obras buenas, para inclinar la balanza hacia el bien. Esto es posible porque la ley de “causa y efecto” se pueden trascender solo empleando una ley superior, y esa ley superior es el Amor.

El Planeta Tierra es un planeta de aprendizaje, donde la gran lección es aprender a amar para evolucionar. Y para ello, cada uno de nosotros está circunscripto a un plan individual, que forma parte de un Gran Plan.

En el tránsito de la vida, nos cruzamos con personas que nos provocan situaciones de mucho dolor y otras intensa dicha. También aparecen en nuestras vidas personas que, aparentemente, pasan inadvertidas o indiferentes a nuestra historia. Pero no es así: todas, absolutamente todas, juegan en el plan de uno, así como nosotros somos partícipes del plan del otro.

Lo importante es ir dándose cuenta de que el trabajo es con uno mismo y que los demás son los obstáculos o parte del camino allanado para que uno comprenda.
La familia de origen de cada uno, es por propia elección, salvo que el ser no esté lo suficientemente evolucionado como para hacerlo, y entonces es asesorado por lo que se da en llamar junta kármica.

En Numerología, este aprendizaje y trabajo de familia está explícito y el apellido de una persona indica la cadena espiritual en la que nos toca encarnar para lograr el aprendizaje y evolucionar.

Si bien es muy importante el trabajo con uno, todos tenemos trabajos karmáticos grupales, y el primero, comienza con la familia de donde uno proviene, si éste no está terminado, el individuo arrastrará dicha falencia en la familia que conforme, donde además ya las propuestas para esos seres son otras.

Por ello, me resulta sumamente interesante e importante trabajar esta área con las personas, donde a través del estudio karmático de familia, se puede saber que misión tiene cada miembro del grupo con la familia y que generalmente, no es la misión que tiene en la vida. Como así también saber cuál es el punto de equilibrio de cada uno, pues de ese modo no estaríamos exigiendo lo que no corresponde o desaprovechando lo que el otro nos puede dar y viceversa.

Suele suceder que algunos miembros de la familia cumplen con la tarea prevista y otros no, en tal caso, cuando uno ha realizado el trabajo que debía hacer, se libera de ese aprendizaje, pudiendo continuar su vida ante las nuevas propuestas de otros grupos, manteniendo una buena relación con los integrantes de su familia que asimilaron el trabajo, de lo contrario, el grupo se rompe y uno arrastra la falencia volcándola en las personas que no corresponden.

Además es importante saber que es más fácil superar el karma grupal que el individual, ya que si un sólo miembro se da cuenta, y sabe el mecanismo de cada uno, comenzará a accionar y el resto, aunque no esté ya en relación directa con la persona que es consciente, comienza a desarmar de una u otra forma esta red karmática, a través de sueños, comportamientos y acciones, dado a que, alguien rompió por algún lado dicha red, la cual ya ahora seguirá rompiéndose.

Dado a que en el próximo milenio, como lo comentara en notas anteriores, vamos hacia una integración de grupos, es sumamente importante comenzar a limpiar estos aprendizajes desde la base, y la primera es la familia.

Si todo lo que nos sucede, lo capitalizamos positivamente, habremos comenzado a comprender qué es el amor y tendremos la posibilidad de ampliar nuestro campo de conciencia, el cual va despertando a través de nuestras actitudes, pensamientos, palabras y hasta de nuestro respirar.

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